He finalizado el primer proceso de recopilación de datos sobre la memoria histórica de 1939 a 1975.
Comprende el conjunto de presos del franquismo que lograron la libertad condicional desde el 1 de abril de 1939 al 31 de diciembre de 1951. Sus nombres, su género y el recinto penitenciario del que salieron.
En total fueron 193.978 personas. La cifra es enorme si se tiene en cuenta que no están incluidas las personas que fueron detenidas de forma regular o secuestradas de forma irregular que no llegaron a estar condenadas. Tampoco están incorporadas aquellas personas sancionadas con multas o medidas de destierro, ni quienes fueron objeto de un proceso, juicio o consejo de guerra.
En el conjunto no se computan quienes fallecieron en centros de detención o cumplimiento de pena, asesinados, ejecutados y desaparecidos. Estoy aún recabando y contrastando la información sobre las libertades condicionales de los centros de cumplimiento de pena militares.
No quiero hacer ninguna estimación cuantitativa de las consecuencias de la rebelión militar contra la democracia y la legalidad republicana, que desencadeno una brutal guerra contra la población muy similar a la seguida en una guerra de ocupación colonial. Cuyas consecuencias fueron un número abultado de víctimas en el territorio «liberado» y en el frente de batalla. Es un número que sigue siendo impreciso. Es complejo alcanzar el dato de cuantas personas huyeron la emigración por miedo, cuantas se exiliaron y cuantas perecieron como combatientes en montes y ciudades resistiendo al gobierno del 1 de abril de 1939 de la «gloriosa cruzada y de la victoria».
Los datos obtenidos por meses son los siguientes:
Enero un 7,38%
Febrero un 4,29%
Marzo un 13,79%
Abril un 4,20%
Mayo un 4,60%
Junio un 8,48%
Julio un 13,03%
Agosto un 15,82% 30.692 personas.
Septiembre un 4,87%
Octubre un 9,10%
Noviembre un 6,45%
Diciembre un 8%
Aproximadamente si se unifican por estaciones, las libertades condicionales, se comprueba que sobre todo se produjeron en:
Invierno (Enero a Marzo) 25,46%, Primavera (Abril a Junio) 17,28%, Verano (Julio a Septiembre) 33,72%, Otoño (Octubre a Diciembre) 23,55%.
La historia de todas estas víctimas se extiende a todas sus familias y cuyas causas penales fueron defender la democracia de la Segunda República. Estaríamos hablando de 820.000 personas afectadas por penados que alcanzaron la libertad condicional.
Según Salustiano del Campo y María del Mar Rodríguez-Brioso «La gran transformación de la familia española durante la segunda mitad del siglo XX» la familia media era de 4,22 personas. Sin contar que la familia guardaba una estrecha relación intergeneracional ancestros y el entorno de primos, tíos, sobrinos, que en un mayor porcentaje fue de primas, tías y sobrinas.
Las condiciones fueron muy duras para quienes vivieron en los territorios ocupados o como decían «reconquistados a las hordas rojas». Hay que tener en cuenta que la población en 1940 era de unos 26 millones INE y vivían fuera de las capitales de provincia unos 20 millones INE, de los 9.254 ayuntamientos población de hecho INE había 6.845 con menos de 2.000 habitantes que permitían un conocimiento de casi todos
El proceso era el siguiente. El cura párroco de la iglesia católica identificaba y registraba a las personas y a los familiares de quienes no cumplían con todos o alguno de los rituales religiosos (bautizos, comuniones, bodas, extremaunciones, confesiones, procesiones, misas). El jefe del cuartel de la guardia civil identificaba y registraba a las personas que carecían de buenos informes por parte de la «gente de bien y de orden» o de las organizaciones que habían secundado el golpe. Procedían las fuerzas militares o paramilitares a detener o secuestrar a todas las personas identificadas con las organizaciones que apoyaban el gobierno legítimo, a todas las personas que participaban en la defensa armada del gobierno legítimo, a todas las personas sospechosas de tener ideas democráticas o ser librepensadores que se salieran de la «fe verdadera», de todas las personas denunciadas que tenían que probar su inocencia.
Las detenciones o secuestros se podían saldar de diferente forma, pero todas suponían la marca individual y familiar como sospechosos. Las formas eran la practica de la tortura como sistema normalizado para obtener confesiones, denuncias y aterrorizar a las víctimas de la detención, en muchos casos se usaba como elemento de presión a la pareja, a los hermanos, a los padres y a las descendencias. Era frecuente desear la muerte en las palizas y torturas denominadas interrogatorios por aquellos mercenarios de la rebelión. En el caso de las mujeres detenidas la violación, el abuso sexual y el aborto por golpes fueron habituales. Fue frecuente el corte de pelo al cero y la obligación de ingerir aceite de ricino y otros purgantes para que fueran haciéndose las necesidades por la calle. Tortura de tortura y desprestigio social psicológico.