Ayer tuve un sueño. No se si estaba relacionado con mi actividad o con mi memoria nostálgica.
Era sobre la universidad pública que se financia con el esfuerzo de las personas que pagamos impuestos. Se me produjo un sobresalto, cuando me di cuenta que no es un gasto que realiza el gobierno de turno. Son los dineros que damos a los gobernantes para que inviertan en el bienestar común.
Esos gobernantes que, a día de hoy, no han puesto en su programa electoral la forma de financiar la universidad pública para que tenga autonomía como dice la Constitución.
Llevan algo así como la friolera de 29 años para poner un proyecto de financiación encima de la mesa.
Sin embargo son muy hábiles los gobernantes de turno y, por desgracia, les entramos al trapo. Las universidades públicas no rinden cuentas y hay que modificar su forma de gobierno.
Vuelvo a entrar en un sueño profundo. ¿Quién ha establecido la forma de control de las universidades públicas?
Me sobresalto los gobiernos por medio de las normas remiten a los Tribunales o a las Cámaras de Cuentas, si controlan o no controlan estos órganos externos a las universidades es ajeno a las mismas.
Los ingresos fundamentales de las universidades públicas son cantidades remitidas con «criterios ideológicos» por los gobiernos, antes el Estado, ahora la Comunidad Autónoma correspondiente.
A ellos hay que añadir otros ingresos, cada vez mayores para aproximarlos a las privadas, las «tasas» o precios públicos que fijan y obligan a las universidades públicas también la Comunidad Autónoma.
¡Eso quiere decir que los gobiernos no se han preocupado u ocupado hasta ahora de como se gasta el dinero de los ciudadanos destinado a las universidades! Me preocupa su irresponsabilidad con el dinero de todos.
Además las normas marcan quién aprueba los presupuestos de las universidades públicas. Ahora viene la respuesta fácil son las universidades.
Pues tampoco los aprueban los Consejos Sociales creados por ley en los parlamentos autonómicos y en los que la representación de la universidad es minoritaria. Mi desazón aumenta pero quien los gestiona y gasta es la universidad. Cierto, pero quien aprueba y da el visto bueno a los cierres de ejercicio y a la cuenta de liquidación es el Consejo Social.
Me revuelvo en la cama con desazón, la universidad goza de la «autonosuya» del gobierno de la Comunidad Autónoma que decide, cuanto da y la forma de control, con sus tres niveles decisorios externos y la responsabilidad es de la gobernanza de la universidad. Es una burla.
Pero eso no elude la responsabilidad en el gobierno de la universidad que si debe gestionar bien, lo poco o mucho que recibe, con criterios de buen uso de los dineros recibidos de la ciudadanía.
Me despierto con sobresalto. Como me puede alterar tanto la universidad pública y sus temas económicos. Pues está relacionado con mi vida cotidiana, he decidido dar autonomía a mi hija en casa con los mismos criterios:
Mi compañera y yo le asignamos una cantidad para vivir. De esa cantidad asignada tiene que pagar todos sus gastos habitación, luz, gas, agua, ajuar doméstico, ropa, comida, estudios, salidas, transporte y sus complementos (libros, teléfono, ordenador, …). Evidentemente nos tiene que proponer en que lo quiere gastar y el grupo de amigos que hemos nombrado le da el visto bueno o hace que lo modifique. Como ella quiere trabajar le decimos que nos parece bien, pero que la cantidad que tiene que cobrar se la marcamos nosotros y se la descontamos de su asignación. A final de año nosotros no nos ocupamos de nada y nuestro grupo de amigos le dice que lo ha gastado siguiendo los criterios marcados y se lo mandan a nuestro administrador para que diga si lo ha hecho bien o mal.
Creo que mi pobre hija me va a decir que pena que me hayáis traído al mundo, pues sois unos padres ineptos e incompetentes cuando me decís que soy una derrochona y que tengo que mejorar mi calidad de vida y los que me la condicionáis sois vosotros.
Esa es la forma de financiar la transmisión del conocimiento a las generaciones futuras
Mañana espero no soñar con la universidad.