La población de un lugar (aldea, ciudad, estado) se encuentra en dos coordenadas básicas: tiempo y espacio.
Dentro de ambas coordenadas se puede estudiar el desarrollo de la población atendiendo a diferentes áreas claramente diferenciadas:
1º área biológica, 2º área estructural (organizativa).
Habitualmente, la diversidad de caminos empleados para analizar la población y su devenir pecan por su excesiva especialización: biológica (ecología humana), sociológica (ecología humana y estadística social), geográfica (demografía), histórica (demografía histórica o historia de la población para la historia económica), médica (historia de las enfermedades y causas de mortalidad).
Por otra parte, las dimensiones de los trabajos de demografía están sometidos al estudio de largos períodos temporales o a coyunturas puntuales, postergando en líneas generales los ciclos correspondientes a una cohorte demográfica, equivalente a 25 años.
Pues bien donde está el punto de partida para acometer en el análisis demográfico: 1º el ser humano es una especie animal, 2º el ser humano es un sujeto que tiende a la organización, 3º el ser humano es un sujeto que produce una superestructura ideológica conformada por su carácter animal y social.
Todos los especialistas en demografía parece que nos encontramos de acuerdo en considerar que el objeto de nuestro estudio, el ser humano, recibe la acción del medio y actúa en el medio, es decir se produce una interacción entre la materia viviente humana y la materia, viviente o no viviente, que le rodea.
Sin embargo, parece que en el momento de efectuar los análisis demográficos se produce una tendencia al olvido de ese medio en que el ser humano se desenvuelve, produciéndose en consecuencia un análisis harto especializado y sustentado en una visión de la naturaleza antropocentrista.
Pero tampoco debemos ignorar que la forma de organización de la sociedad para garantizar la reproducción y subsistencia de su sistema también interactúa, tanto en el medio como en los comportamientos reproductivos de la especie.
Las formas de organización social con el paso de los años han alejado a un número significativo de seres humano del medio natural y han producido un medio artificial, basado en conceptos de subordinación de la naturaleza al cumplimiento de los designios de sus élites dirigentes, en un sentido amplio.