Sensaciones

Cuando uno sale del útero materno descubre la luz, seguramente de ahí proceda la palabra alumbramiento.

Cuando uno sale del útero materno diferencia nuevos y diversos sonidos, seguramente el ruido del líquido amiotico, los latidos del corazón materno y los jugos gástricos han ido conformando un incipiente desarrollo del sentido auditivo.

Cuando uno sale del útero materno percibe probablemente por primera vez, nuevas sensaciones como el tacto, el gusto y el olfato.

Según uno va desarrollándose va viendo limitados los diferentes sentidos. Actualmente se centran en la vista y en el sonido, provocando con ello una limitación importante para aquellas personas que la educación «normal» ha excluido por disfunciones auditivas y visuales.

El gusto ha ido quedando reducido exclusivamente al disfrute de productos elaborados y destinados al consumo. Cuando es un sentido que permite identificar y diferenciar cosas que necesariamente no tienen como finalidad ser engullidas.

El tacto se ha relegado en la comunicación y solamente sirve para tocar. Es curioso que el tacto nos sirva sobre todo para establecer una comunicación elemental, pero de las más enriquecedoras, con los animales. Mientras que nosotros vamos diluyendo nuestros contactos convertidos en torpes caricias.

El olfato es curioso como los laboratorios y las ciudades nos han ido eliminando el placer de diferenciar los olores (sudor, cansancio, miedo…) que el mundo animal sigue diferenciando. Aunque el mundo urbano con sus elevados contaminantes de buenos o malos olores les alteran.

Hay veces que me pregunto. ¿Se está progresando o reduciendo nuestras capacidades?

Si veo que alguna persona coge algo que tiene otra persona. Lo hemos definido como robo. Pero la sociedad nos dice que la prevención y la condena de ese acto está regulado, tiene unos garantes para evitarlo y unas personas que ejecutan un sistema de reinserción del sujeto ejecutor del robo. Por tanto, nos hemos dotado de un sistema pasivo para no estar implicados en el hecho de la denuncia. Se podría decir que miramos pero eludimos ver. Somos público de nuestra propia vida visual.

Si oigo accidentalmente una conversación cuya finalidad puede desencadenar una agresión y recurro al cumplimiento de las normas. Se me pedirán pruebas o pasaré a ser acusado por intromisión en una conversación particular y que atenta contra la privacidad. Por tanto, nos hemos dotado de un sistema pasivo para no prestar atención a lo que acontece en nuestro entorno. Se podría decir que oímos pero no debemos escuchar y menos intentar entender. Somos oyentes de nuestra vida auditiva.

Si siento el roce de un cuerpo con el mío, previamente salto y rechazo el contacto como prevención. En ningún caso pienso que es un acto de comunicación sensorial como cuando acaricio un caballo. Se define o puede definir como acoso. Por tanto, nos hemos dotado de un sistema que opera con la reacción en lugar de con la interpretación de un accidente o de un intento de comunicación. Se podría decir que sentimos asco por el contacto. Se nos dice que vivimos en un mundo digital!!!!

Si alguna persona me viese por la calle que paso mi lengua por un trozo de metal, diría automáticamente que estoy loco. Sin embargo, según los cánones establecidos, si me como una guindilla a todo el mundo le parecerá normal. Se dice que estamos desarrollando una cultura gustativa. Pero no se puede identificar algo que no sea sustento.

Si alguna persona me viese oler a alguien. Sin comentarios.