El agua es un bien preciado e imprescindible para la supervivencia del ser humano. Su escasez está motivada en la actualidad por las políticas que se desarrollan para su gestión. Pues las técnicas y las tecnologías permiten su distribución en cualquier lugar del planeta.
Normalmente se usa como arma por los gobiernos para reconducir a las personas a las ubicaciones que estos desean, unas veces en beneficio de la población y otras en beneficio de intereses particulares.
En el mundo hay grandes diferencias en la distribución, el uso y el precio del agua. Normalmente se asocia la distribución del agua potable en los domicilios particulares con el mundo subdesarrollado. Pero no es así en el medio rural de los países desarrollados los ayuntamientos ponen trabas para que se pueda disponer de agua potable en los domicilios, justificándolo por los elevados costes de la conducción general.
Sería interesante saber las causas cuando normalmente la conducción general está a píe de vivienda o de finca y, el ciudadano paga sus impuestos, el contador y la instalación hasta el interior de la vivienda son pagados a parte por el ciudadano que lo demanda. En este caso parece que prevalece el interés de los modelos urbanizadores del medio rural y en ningún caso justificable para los intereses del ciudadano que se ve privado de este servicio.
Otra acción posible es dotar de fuentes públicas o pozos públicos de agua potable, como se hacía en el medio urbano de los años 40 del siglo XX, para que se pueda tener en proximidad acceso al agua potable. Es el modelo que se aplica en cooperación para el mundo subdesarrollado que no se tiene o se ha perdido en los países desarrollados.
Pero creo que el problema de fondo es otro y está asociado a la gestión del agua vinculada a intereses políticos y económicos:
1) El agua potable es utilizada en un 90% por las empresas e industrias y solamente un 10% es utilizada por los ciudadanos.
2) El agua potable es necesaria para el consumo directo o para la elaboración de productos alimentarios que se vayan a consumir.
3) El agua potable de consumo real no alcanza el 5% del total del agua potable necesaria, ya que el consumo domiciliario fundamental, o el despilfarro real, se destina a la higiene, a la limpieza y al aseo. Este tipo de agua se corresponde con un tipo de clasificación y tratamiento diferente que conllevaría un uso de aguas recicladas que reducirían las necesidades reales de la población.
4) El agua potable usada para llenar piscinas, balsas de riego, depósitos de empresas e industrias, etc. Es un auténtico desperdicio de un bien escaso que debería tener un coste mínimo para los ciudadanos sobre todo cuando es posible mantener unas redes complementarias de aguas recicladas para usos sanitarios que requieren una calidad distinta.
5) Permitiría destinar los recursos hídricos para las necesidades reales y no para beneficios especulativos.