Pérez Mateo
Para defender la fábricas,
y los campos, y los libros,
te fundiste con el pueblo,
porque eras pueblo tú mismo.
Al lado de los obreros,
al lado del campesino,
al lado del estudiante,
todos erais uno mismo,
que no marcan diferencias
las balas del enemigo.
Tú. sin embargo, eras tú.
Siendo igual eras distinto.
Que cada cual en la frente
lleva marcado su signo.
Entraste de miliciano;
como alférez fuiste herido:
con sangre estaban ganados
tus galones de oro fino.
Yo sé cosas que me callo
porque no debo decirlo
en tanto no llega el día
en que pueda hablar a gritos.
Tú fuiste, Pérez Mateo,
quien en el mayor peligro,
y cuando todos dudaban,
les diste el ejemplo vivo.
Para salvar otras vidas
alzaste la tuya en vilo.
Las balas que te buscaban
encontraron el camino,
y la Muerte, que aguardaba,
vino a buscarte a tu sitio.
Moriste como los hombres:
en pie, frente al enemigo.
Las balas que te mataron
eran metal encendido,
que si no, se retiraran
de tu cuerpo sin herirlo.
Camarada, tú no has muerto:
el cuerpo dejó un vacío,
pero tu vida cortada
persiste en nosotros mismos.
Sobre tierra, piedra y mármol
tu espíritu quedó fijo.
No nos quitaron tus manos,
que en las nuestras las sentimos.
No se ha perdido tu voz,
que vibra en nuestros oídos.
Camarada, tú no has muerto:
te siento en mi pecho, vivo.
Felipe RUANOVA
Romance de mi padre publicado en Romancero General de la Guerra Española (selección y prólogo de Rafael Alberti) 1944. Patronato Hispano Argentino de Cultura Buenos Aires.
muy bueno
[…] en el Romancero de la guerra civil española: Sus Romances a Pérez Marco firmado como Felipe Ruanova y Romance de los seis moros perdidos firmado como Felipe Camarero […]