El derecho a decidir en una consulta popular es un derecho propio de los pueblos.
Parece ser que no haya diferencias de identidad, de tradición, de cultura, de literatura, de lengua, en suma hay diferencias que caracterizan a un catalán de un gallego, de un vasco, de un navarro, de un asturiano, de un cántabro, de un leonés, de un castellano, de un riojano, de un extremeño, de un andaluz, de un murcianos, de un canario, de un manchego.
Incluso aunque los catalanes hayan estado regidos por la misma Corona, son notables sus diferencias con los aragoneses y menores con los baleáricos y los valencianos.
Los modelos de estado de nuevo tipo surgidos de las coronas absolutistas sirvieron de base para conformar los estados nacionales burgueses. En el caso español el intento de los Austrias, Conde Duque de Olivares de unificar las Coronas fueron un auténtico fracaso en el siglo XVII.
En el siglo XVIII las conflictivas guerras de sucesión y de centralización del poder de las Coronas enfrentaron a las grandes potencias de la época. En el caso español las derrotas militares de los reinos de la Corona de Aragón a manos de los Borbones y los Decretos de Nueva Planta implantaron en Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares los virreinatos y la administración legislativa, política, militar y fiscal en dichos territorios, donde sin embargo pervive la elaboración de los censos por reinos.
En el siglo XIX después de la guerra contra el francés y desde el reinado de Fernando VII se reemprenden los conflictos entre la independencia de las colonias americanas y la Corona absolutista. A la muerte de Fernando VII surge el conflicto dinástico que se apoya en el centralismo (Cristina e Isabel) y el foralismo (Carlismo), entre el liberalismo y el proteccionismo, entre el federalismo y el cantonalismo contra el centralismo, en el fin del conflicto colonial americano y asiático (Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
En el siglo XX se produce el resurgir de los movimientos nacionalistas y regionalistas, que frenan sus burguesías de todos los territorios de la monarquía de Alfonso XIII con el apoyo del ejercito por temor al creciente movimiento obrero. Las soluciones que intento dar a la cuestión nacional (Galeuzca) y a la cuestión nacional o regional (Andalucía y Valencia) la república fueron sistemáticamente torpedeadas por las capas dominantes de la sociedad.
El franquismo con su política centralista represiva potenció aún más la distancia entre el malestar de los distintos territorios, que no encontraban su acomodo dentro de un estado centralista.
La transición política y el pacto constitucional se firman en una situación complicada por la importancia de un ejército y unos cuerpos de seguridad altamente ideologizados que defendían una España unida y que solamente admitían unos procesos de coparticipación en el reparto del poder. La otra alternativa habría supuesto desencadenar un conflicto de imprevisibles consecuencias, en cuya deriva solamente estuvieron dispuestos a seguir unas minorías y especialmente el movimiento armado vasco de ETA, que derivaron en terrorismo ajeno a la realidad.
Han transcurrido desde la Constitución de 1978, treinta y nueve años, que dieron a luz un período político nuevo para los que vivimos el franquismo. Surge la nueva realidad demandante de una voluntad, potenciada, pero también sentida de retorno al derecho de un pueblo a decidir democráticamente en las urnas.
Las respuestas que se dan por el Gobierno español, pretenden promover el nacionalismo español más casposo (eso no lo permite la Constitución), (están vulnerando la soberanía nacional), (son insolidarios con los que les han ayudado a levantar su economía), (usaremos todas las medidas coercitivas en nuestras manos)… En política cuando surge un problema del tipo que sea, en toda democracia que se precie, se aportan propuestas para que se alcancen los correspondientes acuerdos.
No es válido el principio de la Nación española desde los Reyes Católicos (Independencia de los Virreinatos de América, independencia de las colonias asiáticas. independencia de las «provincias» africanas, pérdida del Rosellón y la Cerdaña, pérdida de Nápoles…) el etcétera y las causas por las que una sociedad tiene un sentimiento de defensa de un estado-nación principio asentado con la guerra de la Independencia en Norteamérica y la Revolución francesa, siempre se basó en la soberanía popular, al menos en teoría.
Si en la actualidad el resultado de un proceso de demanda de independencia tiene que acontecer de forma pacífica (República Checa y Eslovaquia) o violenta (Eslovenia, Croacia, Bosnia, Kosovo) pertenece a la capacidad de la sociedad democrática para resolver sus problemas de forma pacífica y negociada.
Invierto la jugada ¿quién ha consultado a la soberanía nacional española si está de acuerdo en permitir la consulta en Cataluña? A mi me parece fundamental esta cuestión pues ninguno de los elegidos en el territorio español llevaban en su programa IMPEDIR LA CONSULTA PROPUESTA POR CATALUÑA.
Si me equivoco y la tenían incorporada en sus programas, pido disculpas de antemano por no haber leído en profundidad los programas electorales incumplidos al menos en esta complicada y compleja legislatura.
Es evidente que un Catalán no es más que un Andaluz. Ni un Vasco o Navarro más que un Extremeño. Pero me pasa lo mismo con un ateo, con un católico o cualquier variante del cristianismo, con un mulsulmán, con un judío, con un budista, con un agnóstico, con un animista…
Si todos somos personas tenemos el derecho humano de ser iguales ante la ley no necesitamos interpretes de nuestras opiniones. Demos la voz a la ciudadanía para que pueda expresar su opinión sobre el Derecho a Decidir (puedo divorciarme, puedo refrendar en mi ayuntamiento su posible segregación). Por el contrario se me limita la capacidad soberana para decidir a los habitantes del Condado de Treviño si quieren formar parte de País Vasco, se nos limito por el pacto constitucional que Navarra pudiese ser País Vasco-Navarro, se limito el derecho de los leoneses a tener una entidad regional propia. Es decir cuando se establece en una Constitución un principio legal y se vota a su favor por tener un contenido con el que se coincide en parte, no significa que ese contenido sea inamovible, eso es ser estático, no alcanza tan siquiera el calificativo de conservador.
Mi conclusión es obvia todo ser humano tiene derecho a DECIDIR Y A EQUIVOCARSE