Distribución regional de la población 1833 a 1900

Distribución regional 1833 a 1900 (Texto con Tablas y Gráficos. Versión en PDF)

Antonio Camarero Gea.- Distribución regional de la población española 1833 a 1900

En los sistemas censales anteriores al año 1833 sería necesario ajustar el conjunto de municipios, lugares, aldeas que conformarían un mapa territorial con unos espacios territoriales homogéneos para poder ver los comportamientos de la población de la que se habla en un espacio determinado. Esa homogeneidad permitiría medir de forma fidedigna la trayectoria de la población en regiones técnicamente equiparables en el tiempo.

Como he indicado anteriormente, la razón que justifica la evaluación desde el año 1833 es la similitud en la unidad de medida territorial contemporánea, la provincia, para establecer la secuencia temporal comparativa, que toma como punto de partida la reforma administrativa de Mendizábal.

Esta reforma fue el origen del sistema administrativo liberal y base de un sistema uniforme y centralista de la organización de la administración del estado, que reformó o reconvirtió las estructuras territoriales de los reinos y constituyó una organización de los municipios integrados en provincias cada una con su respectiva diputación provincial.

Esta es la causa fundamental para motivar que todo tipo de tratamiento territorializado de la información sobre la población, precedente o posterior, debe contar con una unidad de medida territorial tipo (UMTT) que establezca un espacio sincrónico que permita establecer las correspondientes comparaciones diacrónicas.

La necesidad fundamental de la unidad de medida territorial tipo deriva de las alteraciones diacrónicas de la superficie en la que se asientan los habitantes de una organización social, objeto de la investigación, a lo largo de la historia y que en función de la alteración espacial nos dará una mayor o menor densidad de población instalada en el mismo.

Por esta razón, emplearé como unidad de medida territorial tipo la provincia, que contiene un número determinado de municipios, y como denominación del espacio territorial extenso la Comunidad Autónoma recogida en la Constitución española de 1978, que en algunos casos puede tener una correspondencia más o menos ajustada con los reinos o las regiones peninsulares históricas.

En la Tabla III incluyo la actual comunidad autónoma con la proporción de su superficie en el conjunto territorial del país, la población de hecho absoluta de los censos correspondientes en cada territorio y lo que representa en cada momento el porcentaje de la población de cada región en relación con la población total española.

Con estos datos pretendo obtener la evolución general de la distribución de la población por territorios, de sus tendencias y sus dinámicas de concentración, de dispersión o de estabilidad.

TABLA III

Evolución demográfica

1833 a 1900

Comunidad

Superficie % Km.

Población 1833

% de España

Población 1857

% de España

Población 1900

% de España

Andalucía

17,31%

2.404.132

19,57

2.937.183

19,01

3.562.606

19,14

Aragón

9,43%

734.685

5,98

880.643

5,7

912.711

4,9

Asturias

2,10%

434.635

3,54

524.529

3,39

627.069

3,37

Baleares, I.

1,00%

229.197

1,87

262.893

1,7

311.649

1,67

Canarias

1,47%

199.950

1,63

234.046

1,51

358.564

1,93

Cantabria

1,05%

169.057

1,38

214.441

1,39

276.003

1,48

Castilla La Mancha

15,70%

1.244.708

10,13

1.203.248

7,79

1.386.153

7,45

Castilla y León

18,62%

1.583.098

12,88

2.083.129

13,48

2.302.417

12,37

Cataluña

6,35%

1.041.222

8,47

1.652.291

10,69

1.966.382

10,56

Extremadura

8,23%

547.420

4,46

707.115

4,58

882.410

4,74

Galicia

5,84%

1.471.982

11,98

1.776.879

11,5

1.980.515

10,64

Madrid

1,59%

320.000

2,6

475.785

3,08

775.034

4,16

Murcia

2,24%

283.540

2,31

380.969

2,47

577.987

3,1

Navarra

2,05%

230.925

1,88

297.422

1,92

307.669

1,65

País Vasco

1,43%

287.530

2,34

404.445

2,62

603.596

3,24

Rioja

1%

147.718

1,2

173.812

1,12

189.376

1,02

Valencia, C.

4,60%

957.142

7,79

1.246.485

8,07

1.587.533

8,53

Fuente: elaboración propia

Para este período destaca un componente regresivo relativo constante para las regiones de Aragón, Castilla La Mancha, Castilla y León y Navarra tanto por el descenso relativo de la población como por una densidad de población inferior a la media española.

En 1833, dichas regiones del interior, que abarcan el 45,8 % del territorio, representaban únicamente el 30,87% de la población española, descendiendo hasta el 26,37% en 1900 a pesar de haber contado con un crecimiento absoluto positivo.

Con respecto a las regiones antes citadas este descenso relativo fue diferente en el caso de Andalucía, Asturias, Baleares, Galicia y La Rioja. Pues aunque también tuvieron un retroceso relativo de su población, si que mantuvieron una densidad superior a la media.

Resulta más significativo el impacto descendente en Baleares, Galicia y Rioja, estas tres regiones con un territorio que representa el 7,84% del país transitaron desde un 15,05% en el año 1833 a un 13,33% en 1900. Mientras que en Andalucía y en Asturias con un 19,4% del suelo patrio evolucionaron entre ambas fechas de un 23,11% a un 22,51%.

Sin embargo, el impacto relativo del descenso osciló en menos de cinco puntos en los casos de Andalucía (97,8), Castilla y León (96) y Asturias (95,2), más de diez puntos en las Baleares (89), en Galicia (88,8), en Navarra (87,8), en La Rioja (85), en Aragón (82) y, por encima de los veinticinco puntos Castilla La Mancha (73,5).

Todas las regiones que tuvieron un descenso relativo, independientemente de su mayor o menor densidad, abarcan el 73,05% del territorio y representaban un 69,03% de la población en 1833 que agrupaba solamente al 62,21% de la población en 1900.

Resalta de forma destacable y requiere una consideración especial el caso específico de Extremadura, que experimento un aumento relativo y absoluto de su población, aunque persistía su baja densidad demográfica durante estos años, sin que por tanto supusiese un cambio notable de su estructura demográfica en el conjunto nacional. El aumento que tuvo esta región equivaldría a un 6% en estos 67 años.

Por el contrario, sobresalen como regiones expansivas las islas Canarias, Cantabria, Cataluña, Madrid, Murcia, el País Vasco y Valencia cuya población aumentó tanto en términos relativos como absolutos y, por tanto, derivó en el consiguiente incremento de la densidad. Cuando estas siete regiones comprenden una extensión del 18,73% del territorio del reino y progresaron desde un 26,52% en el año 1833 hasta alcanzar un tercio de la población española en 1900. Estas siete regiones tuvieron un incremento relativo diferente, el más elevado fue para Madrid (60), País Vasco (38), Murcia (34), Cataluña (25), Canarias (18) y por debajo de los diez puntos Valencia (9,5) y Cantabria (7). Es un indicativo del reparto desigual del aumento expansivo.

Todo ello pone en evidencia, que durante el siglo XIX, hay un proceso regresivo o de desplazamiento de la población de las grandes y extensas regiones del interior con baja densidad, mientras que la alta densidad de población se concentra en algunas regiones marítimas y en Madrid.

Ahora bien no se puede obviar que hubo un repunte en Castilla y León y Navarra, coincidentes con el retroceso de las Canarias en 1857. Por el contrario, es casi imperceptible el descenso de Cataluña y el leve repunte de Andalucía en 1900.

 

 

La Población de España 1797 a 1900

La población de España 1797 a 1900 (Texto con Tablas y Gráficos. Versión en PDF)

A lo largo de los años se han realizado censos de población que afectaban a los territorios españoles comprendidos en los antiguos reinos de la unificada corona austriaca y borbónica. Los recuentos de población de la corona se efectuaron en 1594, el Censo de Aranda 1768 y 1769, el Censo de Floridablanca 1787 y el Censo de Godoy 1797, que tomaré como referente para finales del siglo XVIII.

El siglo XIX dispone de los recuentos correspondientes al reinado de Fernando VII de 1822, 1826 y de Isabel II de 1833, 1846, 1850 previos al comienzo de los Censos oficiales españoles. Pero no será hasta la última etapa del reinado de Isabel II, cuando Pascual Madoz, desde el ministerio de Hacienda, establezca las bases de los Censos Oficiales iniciados ya de forma sistemática desde el año 1857, 1860, 1877, 1887, 1897 y 1900.

Reseño como el censo más relevante del siglo XIX, previo a las series de Censos oficiales, el correspondiente al año 1833. Pues se corresponde con la reforma territorial de Javier de Burgos al introducir ya la estructura provincial contemporánea de 49 provincias la cual, en líneas generales salvo algunas modificaciones territoriales, mantuvo su vigencia hasta la dictadura de Primo de Rivera, momento en que se llevó a cabo la división del archipiélago canario en dos provincias, hecho que quedaría reflejado por primera vez en el censo de 1930, que se corresponde con las actuales 50 provincias que configuran el nuevo estado moderno.

Por tanto, hasta el censo de 1833, no dispuso el Estado de la estructura administrativa provincial (diputaciones), que dará origen a la homogeneidad territorial contemporánea, con independencia de que esta sufriera alteraciones en sus términos municipales o en sus límites provinciales, por agregación o segregación. Aunque la citada reforma obviamente no tendrá consecuencias en el recuento general de la población de España, si afectará a los recuentos territoriales y a la posibilidad de establecer un referente de partida para las comparaciones precedentes al período indicado de 1833. Requeriría un trabajo territorial sistemático, en que se elaborase una distribución tipo de la población a lo largo de los siglos de todos los lugares poblados (superficie ocupada), la forma de ocupación del territorio (concentrada, dispersa o mixta) y su ubicación en una unidad geográfico-administrativa común (municipio).

Para el análisis del comportamiento de la población de España establezco como punto de partida para la base de cálculo comparativa el Censo de Godoy, referente de finales del siglo XVIII. En la correspondiente tabla (véase PDF) se comprueba como evoluciona la población española en un espacio de tiempo largo, como se puede apreciar desde el año 1594, tiene una tendencia al crecimiento constante en la totalidad de los recuentos hasta el Censo de Godoy. Hasta esa fecha, el incremento a lo largo de esos doscientos años fue algo superior a un 25%, lo que equivale a unas 11.847,6 personas al año. Sobresale del citado aumento el crecimiento, en un tiempo corto, entre los Censos de Aranda a Floridablanca, que fue aproximadamente de unas 55.000 personas al año, que se redujo a algo menos de la mitad unas 27.000 entre el de censo Floridablanca y el de Godoy.

En el siglo XIX es cuando empieza a apreciarse el comienzo de un importante despegue demográfico, al consolidarse un crecimiento sostenido en el tiempo que representó algo más de un 75%. Por tanto, no resultaría osado considerar que se inicia un nuevo período histórico-demográfico cuyo incremento cuantitativo fue el más importante desde que se dispone de series estadísticas sistemáticas de población en España. Este aumento se intensificó en los primeros sesenta años comprendidos entre 1797 y 1857 (46%), lo que equivalía a un promedio de unas 82.000 personas por año, volumen que se atenuó en una décima parte en los siguientes 43 años incluidos entre 1857 y 1900 (30%) que supondrían una leve reducción a unas 73.600 almas anuales.

El crecimiento intercensal refleja grandes desequilibrios (véase PDF), que se aprecia en los picos de sierra de los años 1857, 1887 y sobre todo en el de 1900 y las mesetas de finales del siglo XVIII y la de 1857 a 1877. Los censos precedentes tienen unos comportamientos regulares, próximos al crecimiento absoluto que se produjo entre los Censos de Aranda-Floridablanca y, por lo general, resultaron equivalentes. No aconteció lo mismo con los tres citados, ni con las dos fases de estancamiento.

Sería preciso evaluar los diferentes impactos críticos (conflictos bélicos, hambrunas, epidemias, desaparición del imperio colonial americano y asiático, movimiento migratorio) entre los diferentes censos para poder considerar la consistencia de los datos de alguno de estos censos. De todas formas, ello no es óbice para confirmar en conjunto que se transitó de un crecimiento intercensal desde finales del siglo XVI a finales del XVIII de unas once mil quinientas personas anuales hasta alcanzar las más de setenta y ocho mil del siglo XIX.

En los gráficos (véase PDF) podemos observar el fenómeno indicado de los picos de crecimiento, tanto absolutos como relativos de los recuentos de 1857, 1887 y de 1900. Además resulta sintomático comprobar como se aprecia el impulso expansivo concentrado de 1833 a 1857, por encima del correspondiente al producido entre 1897 y 1900, cuando se emplea como factor corrector el crecimiento relativo sobre la población de partida del censo anterior.

Por lo que puedo concluir que el crecimiento relativo español en el siglo XIX alcanza su punto álgido en 1857, seguido del correspondiente a 1900 y de 1887.

https://antoniocamarero.es/la-poblacion-espanola-1797-a-1857/

https://antoniocamarero.es/2015/11/24/poblacion-de-madrid-en-la-corona-de-espana-1797-a-1857/

Distribución regional de la población 1833 a 1900