Mujeres

Cuando uno pretende recordar las mujeres que han formado parte de mi vida, en diferentes momentos, con distintas edades, con diversas formas de relación. Comprueba el daño que el sistema capitalista nos ha hecho, convertido en el sostén y el promotor de la nefasta ideología patriarcal, que nos hacía ver como algo normal el papel subordinado de ellas y la cosificación a la que debían asociarse. La mujer era la eterna menor desde su nacimiento hasta el día de su muerte.

En nuestro Estado fue y es la ideología transmitida, impartida y jaleada por el nacionalcatolicismo en los centros de enseñanza, recibida e interesada por el sistema para moldear nuestra forma de pensar. Esto viene a cuento porque me resultaría complicado enumerar un número equivalente de hombres que hayan aportado tanto a mi vida como ellas.

Solamente voy a enumerar algunas de las mujeres que han formado parte de mi existencia, con independencia del tiempo que haya durado la relación y el afecto hacia sus personas.

En primer lugar citaré a las mujeres de mi núcleo familiar: Isabel y Natalia han dado un concepto de convivencia y de vida cambiante y transformador, siguen a mi lado. María (mi madre), Adela y Remedios (mis tías, hermanas de mi madre), Carmen (mi tía), Encarna (mi hermana), Carmen (mi prima) y Juana (mi cuñada). A día de hoy solamente siguen vivas las dos últimas.

En segundo lugar, por ordenar de alguna manera, están las mujeres de los centros educativos: Tomasa, Felisa, Isabel (Centro Cultural), Manola (Instituto San Isidro), Esperanza, Mari Carmen, Elena (UCM). Ahora me parece curioso que mis recuerdos la relevancia la hayan tenido mis primeras enseñantes.

En tercer lugar las mujeres cuya relación provenía de mi entorno, mujeres adultas cuando yo era un adolescente: Luisa  y Filomena (D. Coca), Lola (Germán Pérez Carrasco), Mª Luisa (América), Rosario (Los Madrazo), Vicenta y Josefina (Manuel Lamela). Su comportamiento cotidiano, ese día a día que te permite apreciar su coherencia.

En cuarto lugar las mujeres con las que tuve una relación entre «iguales» María José (Oca), Belén (La Laguna), Elia (Albufera), Loli (Germán Pérez Carrasco), Susana (Los Madrazo), Paloma (América), María y Mari Carmen (Donoso Cortés), Pepa (Quintana), Paloma (Alcalá), Pau (Vallehermoso), Esperanza (Colombia), Lucía (Álvarez de Castro), Clara (Pan y Toros), Ana (Toledo), Marisa (Valdemoro). Probablemente hay muchas más cuyos nombres se me han ido desdibujando con el paso de los años, que han sido una parte importante de vida en los días compartidos.

La gran aportación de ellas es su espíritu de resistencia por su derecho a la propia vida, por la solidaridad, por la capacidad de sacrificio, por su esfuerzo constante. Visto en perspectiva es difícil comprender el conflicto social y cultural que todas vivieron. Algunas vivieron a la sombra de una soledad forzada y otras a la sombra del hombre que las limitaba.

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