Divulgación antifranquista

En un breve resumen de los último 85 años en España (Estado español) hemos pasado de los trabajos de investigación histórica de hispanistas (fundamentalmente franceses y anglosajones), de españoles exiliados, de defensores del franquismo, del tupido velo de historiadores españoles, a la recuperación de la memoria histórica y al revisionismo histórico.

Como historiador siento la obligación de documentar de forma fidedigna el material que pretendo analizar y pretendo poner a disposición de la sociedad. Pues de poco sirve un relato concreto, si el material en que se sustenta, no queda disponible para que pueda ser criticado o corroborado.

Como historiador considero que la historia de España (local) tiene una relevancia para quienes pretenden ser protagonistas sociales con influencia en el devenir de la sociedad. Pero eso supone evitar prejuicios o animadversión que alteren el conjunto de la investigación.

Como historiador es imprescindible emprender un largo camino que elimine y depure de nuestros análisis la ideología, con la que se nos ha adoctrinado desde nuestra tierna infancia, asignando roles subordinados para las mujeres o dominantes para los hombres.

También quiero incluir la incidencia que tiene en nuestra historia la influencia del conjunto natural (climática, orográfica, fluvial, vegetal, etc.), la influencia del comportamiento estratégico internacional (hegemonía anglosajona, germánica, francesa, italiana, turca, soviética, japonesa, china, mexicana y el importante crecimiento del independentismo colonial).

Además para analizar es obvio el papel que tiene la titularidad de la propiedad (inmobiliaria y mobiliaria), las relaciones sociales y económicas (estructura social y proyección productiva), el estado del sistema productivo (equilibrado o desequilibrado), la capacidad de la ideología, de la educación, de la salud y de la cultura (equilibrada con la proyección productiva), de la transmisión y divulgación del proyecto de país.

Sin abordar todos estos temas nos quedaremos muy lejos de comprender que sucedió, pero sobre todo estaremos parcelando el conocimiento y no podremos distinguir los hechos y las personas o sujetos que protagonizaron la historia más allá de iconos, liderazgos o heroicidades, siempre respetables.

¿Qué era España en julio de 1936?

La II República española era un imperio colonial decadente. Durante el siglo XIX había perdido el control y la capacidad de explotación colonial en Asia y América. Pero mantenía una pequeña importancia en África comparada con las grandes potencias Reino Unido, Francia, Portugal o Bélgica. Pero controlaba Guinea Ecuatorial (28.000 kms cuadrados), Sáhara español (280.000 kms cuadrados), Ifni (1.500 kms cuadrados) y el Protectorado español de Marruecos (21.000 kms cuadrados). Es decir una superficie de 330.500 kms. cuadrados y España 506.000.

Finaliza la ocupación del Protectorado en 1956, de Cabo Juby y Tarfaya en 1958, de Guinea Ecuatorial en 1968, de Ifni en 1969, huida del Sáhara en 1975.

Para quienes explotaban el mundo colonial, la dictadura franquista es la que puso el sello definitivo al «desastre» del Imperio, que no fue en 1898, sino en 1975.