No disparéis, camaradas
Preparados los fusiles,
avanzan hacia unas jaras
un grupo de milicianos
del frente de Guadarrama..
Hay una ametralladora
que sin descanso dispara,
y a la cual deben tomar
por las buenas o las malas.
Se ha callado el enemigo
a la primera descarga.
Que por volver los disparos
sólo ha vuelto las espaldas.
Con cuidado las Milicias
hacia las jaras avanzan
cuando un bulto grueso y negro,
un vientre y una sotana,
arrodillado les pide
perdón con estas palabras:
«¡Perdonadme, compañeros!
¡No disparéis, camaradas!,
que he de hacerme socialista
y he de dar vivas a Azaña.
¡Por Dios!… digo, no… ¡por Rusia!,
no disparéis, camaradas,
que hoy siento nacer en mí
un hombre nuevo. ¡Caramba!
no mirarme de ese modo
que se me corta hasta el habla.
¿No os digo que he de ser otro?…»
¡Eso está bien! Camaradas,
—dice un miliciano—, vamos
a ver si es verdad que cambia;
matad la parte facciosa
y dejad la parte honrada.
¡Apunten! ¡Disparen! ¡Fuego!
Y todas sus partes eran
lo mismo que su sotana.
Felipe C. RUANOVA
Poema rescatado de mi padre publicado en El Mono Azul 1936. Publicación semanal de la Alianza de Intelectuales Antifascistas para la Defensa de la Cultura.
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