8 de marzo por la plena igualdad de las personas

Espero que todas las horas, días, meses, años sean de plena igualdad entre todas las personas que formamos parte del género humano.

Un siglo y algunos años después de la primera celebración del Día de la Mujer Trabajadora comprobamos las personas que defendemos la igualdad corroboremos los escasos avances en la equiparación de derechos.

Las miradas centradas en nuestro entorno inmediato nos indican lo siguiente:

  • El trabajo de la mujer en el ámbito doméstico carece de reconocimiento social y económico. Aunque se han producido en las sociedades occidentales algunos avances en la asunción de tareas compartidas pervive la nefasta influencia religiosa y patriarcal del reparto de papeles. Esta titularidad suele ser el embrión del ejercicio de la violencia machista.
  • El trabajo de la mujer en el mercado laboral mantiene un modelo que discrimina a la mujer en su promoción y en sus retribuciones. Aún prevalece el criterio de la prevalencia del hombre ante la mujer con igual o superior cualificación para desempeñar un puesto de trabajo. Es un criterio que cuestiona la igualdad de las personas.
  • En la vida cotidiana se mantiene el principio de la subordinación de la mujer a las decisiones del hombre que se traslada en el entorno mediático, en las campañas publicitarias, en los centros educativos, en las iglesias como lobby, en las sentencias judiciales, en la sanidad, en los establecimientos comerciales. Es un criterio que cuestiona la igualdad de las personas y fomenta la violencia machista.
  • En el entorno familiar actua como un mecanismo asimilado por siglos de cultura que describe nítidamente el concepto de «te ayudo». En la incorporación de las hijas a actividades domésticas y en menor medida de los hijos. Es un criterio que cuestiona la igualdad de las personas.
  • En la alternativa del matrimonio como esposa y ama de casa como forma de vida subordinante y dependiente del sujeto que aporta los ingresos básicos. En caso de que la mujer trabaje se considera un complemento familiar a los ingresos de la familia. Las crisis económicas o los conflictos bélicos alteran en algunos casos la titularidad de la mujer como sujeto que ingresa los recursos, pero se sigue manteniendo la situación de dominio. Es un criterio que cuestiona la igualdad de las personas y fomenta la violencia machista.
  • En la titularidad de la propiedad de la mujer por parte de los más arcaicos, retrógrados y reaccionarios hombres que la consideran como un objeto que ha de acatar sus opresivas decisiones. Esta titularidad suele ser el embrión del ejercicio de la violencia machista.
  • En la capacidad de intervención masculina en las formas de divertirse, vestirse y comportarse. Esta titularidad suele ser el embrión del ejercicio de la violencia machista.

Son algunos de los aspectos de segregación que perviven y contra los que se interviene poco desde los poderes públicos en nuestra sociedad.

Ayer ví una película «La reina de los bandidos» basada en una historia real en India. Las violaciones de niñas compradas como esposas, las violaciones de las mujeres como sistema de opresión, las consideraciones constantes de la mujer como un objeto autómata que sirve como ser vivo destinado al placer, destinado a la crianza, destinado a la reproducción de un modelo de familia. La rebelión de Phoolan Devi después de haber padecido todas estas aberraciones nos situa en la gran distancia que hay en nuestro planeta para lograr la igualdad entre mujeres y hombres.

 

 

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