Gripe de 1918 a 1920

La epidemia de gripe 1918 a 1920

La historia nos muestra el comportamiento y la actividad de los seres humanos y de la organización social de que se dota en el curso del tiempo, de la forma de transmisión del conocimiento adquirido y del desarrollo de las nuevas técnicas y tecnologías.

En este sentido hay enseñanzas que podemos sacar de la epidemia de Gripe de hace un siglo en España 1918 a 1920. Normalmente entre la población el ascenso inesperado de la muerte causa un sobresalto y un grado de alarma más o menos inmediato, cuando ésta se produce rapidamente por un motivo desconocido o imprevisto. Hace un siglo en aquella sociedad con 21 millones de habitantes en nuestro país impactó el súbito incremento de la mortalidad general que pasó de la aceptada como “normalizada” con las 465.722 defunciones del año precedente a las 695.578 en el año 1918, las 482.568 en 1919 y las 494.240 en 1920.

Pero este súbito incremento de la mortalidad no fue solamente la consecuencia de la que quedó registrada o certificada como Gripe en los años antes citados, que fueronen los respectivos años 147.114, 21.235 y 17.825. Se estima entre 80.000 y 100.000 el número de víctimas que se añadieron por otras causas infecciosas y endémicas diferentes, fundamentalmente respiratorias y gastrointestinales. Conviene reseñar que la gripe no era una enfermedad desconocida, pues aproximadamente más de diez mil personas morían anualmente por esa causa desde 1900 a 1930, excluyendo la epidemia correspondiente al año 1918.

Si operamos con los grandes datos. Diremos que se produjo una epidemia por un virus de transmisión aérea, que elevó la tasa de mortalidad, que fue reduciendo su incidencia en los dos años siguientes. Esa reducción se produjo, por responsabilidad social, aunque no se logró ninguna vacuna ni ningún farmaco que atenuase su incidencia en aquellos años. Las farmaceúticas no eran entidades todopoderosas.

Hasta aquí todo está recogido. Pero la historia como herramienta que documenta y analiza los hechos, desde el uso del fuego hasta las facilidades que las organizaciones sociales dan para facilitar la expansión de las infecciones que atentan contra la salud, vuelve a demostrar actualmente que como sociedad no hemos aprendido nada de lo conocido. Por tanto la historia será simplemente reconocida como una narración curiosa de una mitificada infección LA GRIPE DE 1918 (denominada la gripe española) y como una estadística elemental de decesos anecdótica, que a nosotros no nos va a suceder.

¿Cómo se debe evaluar y, sobre todo, para qué queremos saber lo que pasó?

En primer lugar, solamente disponemos de datos de víctimas que fallecieron (mortalidad). Pero desconocemos el número de personas que padecieron la enfermedad (morbilidad). Es relevante saber las personas que enferman el contagio, las características de su salud, la edad, el sexo, la residencia y, las redes de asistencia que la organización social les ofrece.

En segundo lugar, hay que saber si existe algún tratamiento eficaz para atenuar y proteger de la enfermedad. La ausencia de vacuna no exime de unas recomendaciones relacionadas con comportamientos generalizados de salud e higiene preventivos de las mismas.

Y por último, la organización social española adoptó una política preventiva ante posibles epidemias o declinó todo tipo de responsabilidad y dejó el acontecimiento LA GRIPE DE 1918 como un mero recuerdo del pasado.

Ahora todo se representa con datos y con gráficos, por esta razón elaboró con los datos disponibles un breve esbozo que indican que tuvo un impacto mayor entre mujeres (52%) que entre hombres. Este impacto se invirtió en las secuelas de la gripe de los años 1919 y 1920 pasó a 52% y 51% en los hombres. Pero el resultado total de los tres años confirmaron, en cifras absolutas y relativas, que las mujeres fueron 5.000 (51%) víctimas más.

Por edades su incidencia entre los menores de cinco años fue solamente de un 14,47%, 14,15%, 16,67% cuando la media de la mortalidad total anual entre ellos fue de un 31,7%, 33,65% y 37,02%.

Cuando la mortalidad inicia su ascenso en septiembre y alcanza el gran pico en el mes de octubre (25% de la mortalidad del año) y emprendió su descenso en noviembre hasta equilibrarse en febrero del año 1919.

Además, como he indicado, también hubo otra serie de enfermedades que aumentaron de forma significativa con respecto al año anterior el número de óbitos. Aunque su repercusión mantuvo una gran distancia con la Gripe 1.967 %.

Las nueve enfermedades que fueron la principal causa de mortalidad en la década de 1911 a 1920 fueron:

Causa Media 1911 a 1920 1918 Incremento absoluto Incremento relativo Porcentaje mortalidad media 1911 a 1920 Porcentaje mortalidad total 1918
Diarrea y enteritis

68.589

80.623

12.034

117,55%

14,21%

11,59%

Bronquitis

35.811

46.734

10.923

130,50%

7,42%

6,72%

Neumonía

34.714

59.541

24.827

171,52%

7,19%

8,56%

Tuberculosis pulmonar

34.318

42.228

7.910

123,05%

7,11%

6,07%

Gripe

23.934

147.114

123.180

614,67%

4,96%

21,14%

Meningitis

19.585

22.414

2.829

114,44%

4,06%

3,22%

Nefritis

10.532

12.007

1.475

114,00%

2,18%

1,73%

Fiebre Tifoidea

5.670

7.400

1.730

130,51%

1,17%

1,06%

Viruela

2.567

2.969

402

115,66%

0,53%

0,43%

Septicemia puerperal

2.016

2.534

518

125,69%

0,42%

0,36%

Subtotal

237.736

423.564

185.828

178,17%

49,26%

60,88%

Total

482.595

695.758

213.163

Estas enfermedades tuvieron un importante crecimiento, entre las que destaca la Neumonia, que junto a la Bronquitis, la Tuberculosis tuvieron en conjunto la misma mortalidad que la Gripe.

Mientras que la principal causa de mortalidad endémica la Diarrea junto a la Fiebre Tifoidea representó dos tercios de la mortalidad por Gripe.

El cuadro recoge también la Meningitis, Nefritis, Viruela y Septicemia puerperal que comentaré más adelante.

Las cohortes de edad (vulgarmente generación) más afectadas fueron las comprendidas entre los 15 a los 34 años y de 1 a 5 años que supusieron más de la mitad de los óbitos y mantuvieron el mayor impacto entre las mujeres.

Su impacto territorial fue desigual. Clasifico los territorios con la estructura del estado autonómico, con la salvedad de Castilla y León por la diferencia entre ambos territorios, y quedan incluidas las ciudades de Ceuta y Melilla en Andalucía.

Territorio Población Mortalidad Tasa de Mortalidad
Andalucía

4054074

142024

35,1

Aragó / Aragón

984175

33194

33,7

Asturies / Asturias

732179

23281

31,8

Canarias

521222

7576

14,5

Cantabria

324886

10486

32,3

Castilla-La Mancha

1661468

55139

33,2

Castilla y León

2409644

101213

42

a) Castilla

1391016

57715

41,5

b) León

1018628

43498

42,7

Catalunya / Cataluña

2178544

66433

30,5

Euskadi / País Vasco

731627

21480

29,4

Extremadura

1081376

38132

35,3

Galicia

2116413

69819

33

Illes Balears

337124

8599

25,5

Madrid

965337

28165

29,2

Murcia

644499

21206

32,9

Nafarroa / Navarra

315705

9922

31,4

Rioja, La

187276

7362

39,3

Valencià, P. / Valenciana, C.

1797822

51727

28,8

España

21034371

695758

33,1

El impacto de la mortalidad más elevada traza un mapa territorial que comprende Castilla y León, sobre todo León, La Rioja y a más distancia Extremadura y Andalucía. Mientras que Aragó-Aragón y Castilla-La Mancha están próximas a la media.

Los territorio más afectados fueron la España sin costa y Andalucía. Las excepciones sin influencia marítima fueron Madrid y Navarra.

El mundo urbano, capitales de provincia, se diferenciaba del mundo regional y del mundo nacional.

Las 8 grandes capitales se comportaban de forma diferente: Sevilla, Bilbo-Bilbao y Barcelona superaban la Tasa de mortalidad de sus territorios y de la media española. Por el contrario Madrid mantenía la Tasa regional, que era mejor que la nacional. València-Valencia empeoraba la Tasa regional , pero era mejor que la nacional. Murcia, Zaragoza y Málaga mejoraban tanto la Tasa regional y era mejor que que la nacional.

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