Las Epidemias en el planeta han sido uno de los Cuatro Jinetes del Apocalípsis (Dominio, Guerra, Hambre, Epidemia).
La Peste, la Viruela, el Sarampión, el Tifus, el Cólera, la Gripe sus estragos han servido para saber que el Jinete Blanco (dominio, conquista, ideología imperante) no ha asumido sus enseñanzas y sigue sin dotar de medios a la población. Aunque recuerdo las enfermedades endémicas, o de andar por casa solo alarman al que la padece, causan más víctimas que las epidemias.
Ahora parece evidente que lo más importante para todas las personas es la Salud, el Alimento, la Educación, la Atención a los más débiles; es decir la base colaborativa e inclusiva que sustenta a la sociedad, .
Hay excepciones como el Capitán «a posteriori», la «Portacoz», la «Beata Non nata«, el «Brutus el torero-cazador» y el Sargento de los «Tercios o las Legiones«.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en olvidar la Calidad del Aire que durante el COVID ha respirado el Planeta. La normalidad se dirá es recuperar la contaminación por el uso de los coches (vehículos privados), las fábricas emitiendo gases contaminantes, vertidos tóxicos, los aviones y los cruceros, la agricultura cargada de pesticidas y abonos químicos, y otros muchos etcéteras que alteran el equilibrio medioambiental y nos dejan las defensas biológicas bajo mínimos. Se están haciendo estudios sobre la relación entre la contaminación y el desarrollo del COVID.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en olvidar que la Higiene, el uso y consumo del Agua no está asociado a empresas que controlan la producción para obtener jugosos beneficios para unos pocos, sino que son bienes sociales imprescindibles o ESENCIALES para todas las personas. Las escuelas familiares siempre han grabado en nuestras cabezas que nos lavásemos, ventilásemos, la garantía de un agua de calidad y al saneamiento del abastecimietno y al consumo de infusiones.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en olvidar que la atención y el acceso a la Salud es un bien universal del que nadie puede ser excluido y no lo digo solo por ideología, hay que considerar que si la especie quiere evitar o reducir la incidencia de la transmisión de enfermedades debe actuar sin limitaciones. Si carecemos de prácticas y de controles preventivos de la salud asociados a la edad, al género, al entorno se repetirán nuevas o viejas enfermedades epidémicas y, lo que es peor, las enfermedades endémicas que causan un número de víctimas mucho más elevado. Los médicos sociales e higienistas plantearon la necesidad de una organización sanitaria preventiva.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en olvidar que los Alimentos para la vida cotidiana no proceden del otro lado del planeta, sino que requieren un tejido productivo de proximidad que permita disponer de lo necesario para todos. Eso no excluye los intercambios y la diversidad en la alimentación. Pero no parece necesario favorecer el pago de salarios de hambre, para producir un producto similar al que podemos producir localmente, y bonificar el transporte a larga distancia. ¿Cómo es posible que las naranjas de fuera de la península puedan ser transportadas y comercializadas a un precio de venta inferior al producto local? La necesidad de una producción y distribución alimentaria local será una garantía de salud vinculada a nuestras costumbres culinarias.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en poner la ideología de la «supuesta libertad de enseñanza» por delante de la necesidad de una formación pública de calidad que permita el desarrollo personal y la capacidad para abordar la vida sin diferencias ni discriminaciones de dificultad o limitación, de género, de clase, de origen, de concepción de la vida. La pertenencia a un colectivo con una concepción de la vida no puede condicionar la educación del conjunto de la sociedad.
Pero cuanto tiempo vamos a tardar en considerar que nuestros mayores y nuestros menores no pueden estar en aparcamientos hasta su muerte o hasta su inicio de autonomía. La obligación de la sociedad es facilitar un entorno social que les enriquezca y permita mantenerlos en las mejores condiciones posibles. La dependencia siempre será una de las lagunas la sociedad competitiva, pues implica una posición social de clase por capacidad económica.
Pero cuanto tiempo vamos atardar en considerar que la investigación es prioritaria para mejorar nuestras condiciones de vida y no un mecanismo de registrar patentes para obtener beneficios. La investigación es una necesidad de búsqueda de conocimiento como se realizó en la primera gran revolución industrial o de producción especializada de útiles de piedra. La investigación está asociada al conocimiento que permite profundizar en un nuevo conocimiento.
Sin una estrategia como sociedad en todos estos campos que HOY consideramos prioritarios estaremos abocados a profundizar en una nueva crisis de mayores dimensiones. La previsión es un proyecto con futuro. La privación de libertad de movimientos consentida y responsable no es una opción de vida, sino que debe servir para modificar el conjunto de errores cometidos para establecer una estrategia pública en todos ellos, lo que en ninguna medida limita la capacidad de iniciativas particulares.