Ayer noche me desperté sobresaltado. Sentía la boca amarga, los labios secos, la lengua acolchada. Mi garganta irritada me impedía hacer uso de mis cuerdas vocales. No podía salivar.
Mis ojos estaban cerrados como si los hubiesen cosido. Mis oídos no percibían ningún sonido, incluso ni el escandaloso sonido del silencio. Mi nariz no olía nada en absoluto.
Mis extremidades dedos, brazos, piernas estaban paralizados. Incluso parecían estar como traspasados por pequeñas agujas, que producían un dolor indescriptible.
El cuerpo no parecía sensible y mis sentidos solamente actuaban como indicadores del dolor.
¿Qué me pasaba? ¿Era el final del camino de la vida? ¿Dónde estaba la famosa luz?
De pronto fui consciente. Si percibía el dolor y podía pensar es que algo sucedía, pero que seguía vivo. Me tranquilice. Aunque seguía sobresaltado.
Intente recuperar los recuerdos de la tarde noche. No había salido de casa. La cena fue frugal, como de costumbre. La bebida fue la habitual un vaso de agua y una cerveza. No había consumido ni frutas, ni verduras, ni bebidas alcohólicas, ni cafés. De sexo no digamos. Me fui a la cama pronto y me dormí de inmediato.
Por la mañana había bajado a comprar el periódico, tirar los envases y adquirir lo imprescindible para comer. Dí un paseo, un rato estudiando, otro rato escribiendo, fui al cine. Todo lo hice solo.
Ahora caigo. Se me olvidaba. Estuve viendo la televisión por la noche. Era una película como de retorno al pasado. Un pasado cercano creo.
Parece que había algo así como un negro, más bien un hombre que ya era casi del color del café con leche, con mucha leche. Sería un venezolano. Me pregunte. Quería en el mes de julio ver los san fermines en Sevilla y a muchos soldados y armas extranjeras.
También había un hombre que revisaba una agenda en blanco y decía es evidente, está claro, aquí tengo todo escrito. Alagaré los oídos de la gente anunciando aquello que quieren oír. Predicaba años de bonanza, trabajo, alegría y reformar todo lo que había hecho la humanidad. Eso si, sin tocar lo que el había reformado.
Por otra parte había un tipo simpático que miraba y decía constantemente, mis mayores han hecho, mis mayores lograron, mis mayores construyeron. Hay que derogar, hay que cambiar, hay que ver lo que mis mayores me dejan hacer. Si mis mayores no me dan permiso. Me castigarán y me enviarán al cuarto de los Al (fredo, munia, borell) y me dejarán con vestidos de sevillanas, vino de valdepeñas y alguna bellota.
Luego vi a dos jóvenes. Que se tiraban los trastos. Marxista. Liberal. Ateo. Creyente. ¿Con qué champú te lavas el pelo? ¿Hoy vienes sin chaqueta? ¿Qué has hecho con el niño? ¿Cómo has dado el visto bueno al montañés?
De repente empece a mover los dedos y las extremidades. Hoy cantar un pájaro. Vi un hermoso y radiante amanecer. Olí el frescor de la mañana. Acaricie el cuerpo cálido que note a mi lado en el lecho. Pose mis labios sobre su hombro y acaricie dulcemente su vientre.
Es difícil no tener pesadillas. Cuando uno se acuesta viendo el panorama que se nos presenta. No quiero ser pesimista. Pero solo quisiera oír que van a hacer para que el vecino, que no puede pagar sus recibos, pueda pagarlos. Pero solo quiero oír que van a hacer para que Carlitos tenga la prótesis que necesita. Pero solo quiero oír cómo van a hacer comprender a X que las cosas no se resuelven dando una paliza a nadie. … Sólo quiero oír cómo van a resolver los problemas cotidianos y cómo van a estar a nuestro servicio. ¿Qué es lo que dicen que hacen?
… Sólo quiero oír que la justicia es igual para todos con el juez de primera instancia. Se sea jefe de estado o el mindundis lumpen de los que se ha sembrado el país.
… Sólo quiero oír que los de Bruselas se preocupan por los problemas de las personas y exigen a la banca, a los especuladores y a los evasores que saquen de la miseria a las personas que los plutocratas y los gobiernos han empobrecido.
… Sólo quiero oír que van a dar trabajo a toda persona que quiera o pueda trabajar para poder vivir dignamente sin subvenciones. Las personas quieren trabajo no limosna. Las personas quieren sueldos no limosnas. La cultura de la caridad es la del cacique: Te bajo los impuestos, te doy la subvención por puesto de trabajo, te eximo de pagar ….
Como ya estoy despierto seguiré peleando para que todas las personas puedan vivir dignamente.